

Esta especie se adapta muy bien a distintas áreas edafoclimáticas de la zona templada y es tolerante al frío.
Puede cultivarse desde la mínima altura sobre el nivel del mar hasta los 500 m de altitud, aunque su cultivo es más propio de situaciones más bajas, para poder garantizar la cosecha.
Las yemas florales durmientes mueren con temperaturas entre -22 y -35ºC. Las flores son dañadas con temperaturas de -2ºC.
Requiere muchas horas-frío para la floración (900-1.800), de forma que florece muy tarde, escapando a las heladas primaverales a las que es sensible.
Presenta escasas necesidades de unidades de calor para el desarrollo del fruto, que es muy rápido (100 días desde la floración a la recolección), lo que le permite ser primicia en el mercado.
Es el único fruto de hueso no climatérico, por lo que si se recolecta con antelación, no madura fuera del árbol ( porque el azúcar no aumenta después de la recolección.)
Prefiere inviernos largos y fríos y veranos cortos y calurosos pero de noches frescas y primaveras templadas, pues a partir de la floración y del cuajado del fruto un cambio brusco de temperatura puede comprometer la cosecha.
La poda, fertilización y el riego, son muy importantes para lograr su sanidad y buena producción.
La poda se realizará cuando haya perdido en su totalidad las hojas o en último caso momentos antes de entrar en vegetación, y lograr una mejor cicatrización de sus tejidos cortados.
Durante el periodo de formación se abonará a base de nitrógeno, fósforo y potasio en forma equilibrada, y a partir de la entrada en fructificación, aumentar la dosis de fósforo y potasio y reducir el nitrógeno.
Los fertilizantes fosfatados y potásicos se aplicarán a la caída de la hoja y los nitrogenados antes de la entrada en vegetación.
En suelos calizos,las clorosis férricas son frecuentes por lo que en dichas condiciones es recomendable la utilización de patrones Santa Lucía y la aplicación de quelatos de hierro.
También son frecuentes las deficiencias de manganeso y zinc.
Incorporar calcio ayudará para evitar problemas de agrietado, ya que reduce la absorción de agua, aunque también se pueden llevar a cabo otras estrategias de forma conjunta o independiente como son la selección de variedades tolerantes y la aplicación de giberelinas para retrasar la maduración y poder escapar a las lluvias.
La propagación es mediante injerto sobre patrón obtenido a partir de semilla, con la ventaja de que la semilla evitaba la transmisión de enfermedades, pero con el inconveniente de que se obtenían patrones vigorosos y heterogéneos
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